Las encuestas son una de las técnicas de investigación cuantitativa más populares al momento de estudiar la opinión pública en terrenos políticos. Esta es una técnica muy recurrente, si embargo, no siempre es llevada de forma correcta o eficiente. Para hacer un buen levantamiento, existen algunas consideraciones metodológicas que se tiene que considerar. El primero son las preguntas de investigación ¿qué queremos conocer y para qué?. Posteriormente hay que traducir dichas intenciones en un buen instrumento o batería de preguntas (el cual hay siempre hay que pilotar). Asimismo, tenemos que definir si será un muestreo representativo o no; en caso de buscar la representatividad, hay que definir con base en qué lo vamos a hacer, por ejemplo: a lista nominal (INE) o la composición demográfica de la demarcación (INEGI). Finalmente, ¿cómo la vamos a aplicar? Será telefónica, online o face-to-face (casa por casa o en puntos de afluencia). Estas son algunas de las consideraciones mínimas para conocer realmente el alcance de nuestro esfuerzo y, sobre todo, de nuestros datos.

Hoy día es muy común que se publiquen, en distintas plataforma, resultados de encuestas de opinión pública sobre diversos temas políticos. El problema es que, de vez en cuando, existen resultados que se disparan (por mucho) con los resultados de otras; inclusive aparecen algunas cuyo método no es detallado ni explicado. Si bien los estudios de opinión pública son indispensables para la práctica política; parece existir una mala práctica de estos procesos de investigación cuyos principales objetivos son : 1) en las mesas de negociación entre partidos y actores políticos; 2) para tratarnos de convencer de que ciertos actores políticos son los punteros (aunque la realidad esté muy lejos de ser esa).

Se trata de obtener y analizar datos cuantitativos y cualitativos, para tener conocimiento preciso de las necesidades, intereses, gustos, preferencias y preocupaciones de la sociedad. Esto para construir una agenda política, imagen y discurso mucho más atractivos para el electorado. Al comprender a fondo a la sociedad, los nichos de oportunidad, las desventajas, etcétera, las campañas pueden ser nutridas con decisiones estratégicas e informadas.