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Juan David Betancur Fernandez
elnarradororal@gmail.com
Habia una vez un hombre que se dice deambulaba por el mundo. El hombre se dice que ha vivido varios miles de anos y que debido a esto le habia tocado experimentar todo tipo de circunstancias y le habia tocado adaptarse a todos los cambio posibles que el mundo ha ofrecido.
El hombre pese a haber vivido durante tantos anos todavía no entiende porque su vida no termina.
Su cuerpo no ha cambiado en absoluto, su mente sigue igual a como era hace más de 2000 anos
Todavía tiene los recuerdos de su trasegar por el mundo y de cada sitio que visito.
Mientras sus amigos envejecían y cambiaban con el tiempo, él permanecía igual, con la misma apariencia y la misma energía inagotable.
Al principio, este hombre pensó que era una bendición. Viajó por el mundo, aprendiendo de diferentes culturas y acumulando conocimientos que pocos podían imaginar. Conoció a grandes figuras históricas, presenció eventos que cambiarían el curso de la humanidad y se convirtió en un sabio buscado por reyes y emperadores. Su nombre se volvió familiar en miles de comunidades porque gracias a sus multiples experiencias había podido analizar cada situación y encontrar una solución para cada uno de los problemas.
Realmente la inmortalidad le ofrecia una perspectiva diferente. Obviamente el saber que no iba a morir le permitía tomar decisiones de manera diferente y le permitía ampliar sus conocimentos de una forma ilimitada. Este hombre aprendio a hablar cientos de idiomas, conoció hasta los más recónditos lugares del mundo ya que nunca temia morir, se caso cientos de veces y tuvo miles de hijos. Además sus inversiones lo volvieron muy pero muy rico.
Pero todo esto que podría ser una bendición le fue mostrando el lado amargo.
El vivir en un mundo en constante cambio lo llevaba a tener que adaptar toda su vida a nuevas costumbres
Su inmortalidad lo hacia sospechoso para aquellos que se daban cuenta que no envejecia y en multiples ocasiones fue acusado de brujeria obligándolo a huir para no causar problemas en la comunidad.
Vio a sus seres queridos envejecer y morir, mientras él permanecía inalterable. Con cada relación que tenía y con cada hijo que tenía pasaba por el dolor de la perdida o los sufrimientos de verlos enfrentar las enfermedades propias de los mortales
En algunos momentos de su larga y eterna vida sentía que perdia el propósito de vida. Saberse eterno le eliminaba la sensación de urgencia y algunas veces los llevaba a dejarse llevar por la pereza y la desidia
Habiendo perdido tantas personas durante los anos , La soledad se convirtió en su compañera constante, y aunque tenía el mundo a sus pies, anhelaba la simplicidad de una vida mortal.
Pero lo peor de todo es que con el tiempo un recuerdo fue creciendo en su alma. No entendía porque el era el único ser viviente que no tenía una fecha de muerte, pero si recordaba ese momento en que se volvió inmortal.
Pero tenía una esperanza en su alma, le habían dicho que algún día aquel que lo había vuelto inmortal regresaría.
Y ese día llego. Todo era un caos en el mundo, y muchos se habían ido y el los envidiaba pero su esperanza crecia. Necesitaba ese caos, necesitaba que aparecieran todos los males del mundo, necesitaba que todo llegara casi a su fin.
Y aquel día se levanto como de constumbre, salió de su casa y se dirigió al monte desde donde podía ver los acontecimientos del mundo.
De pronto una luz bajo del cielo y un ser todopoderoso y amable se hizo presente frente a el y le dijo. <